Estudiantes universitarios son poco saludables

Conocen dietas, pero no hábitos saludables de nutrición y ejercicio.
Ni tiempo ni presupuesto. Esos son los argumentos que los jóvenes estudiantes universitarios de Bogotá esgrimen para justificar sus hábitos poco saludables a la hora de comer.

Tampoco son buenos con el ejercicio.

Aunque conocen los beneficios del mismo, realizan poca actividad deportiva o dilatan siempre el inicio de su práctica.

Así lo afirma un estudio realizado por la Universidad del Rosario entre más de 5.700 estudiantes de pregrado de tres universidades capitalinas.

En este, el 70 por ciento de los entrevistados reconoció que sus hábitos de alimentación están asociados fuertemente a su grupo o pareja, al igual que el consumo de alcohol y tabaco.

La investigación, que buscaba indagar las preferencias de los estudiantes con el fin de implementar programas para la promoción de estilos de vida saludables, también concluye que la formación en estilos de vida depende de lo aprendido en la casa y que estos son modificados por el grupo al que pertenecen, incluidos el consumo de cigarrillo y alcohol.

Todo sobre dietas
Jorge Correa, director del Grupo de Investigación en Actividad Física de la Universidad del Rosario y uno de los investigadores, indica que los jóvenes no saben qué es una proteína o qué es un alimento saludable, pero se conocen todas las dietas.

Según los investigadores, los estudiantes se someten a toda clase de dietas restrictivas y poco balanceadas para bajar de peso de manera rápida (dietas de moda), sin vigilancia médica o nutricional; también omiten algunas comidas durante el día o limitan el consumo a un grupo determinado de alimentos, todo lo cual puede producir desbalances nutricionales y un déficit de nutrientes indispensables.

“Entre los jóvenes, ciertos patrones de alimentación en muchos casos se convierten en una moda”, afirma la nutricionista Claudia Cortés.

Según esta experta, cuando se establecen unos hábitos adecuados de alimentación desde la infancia es más probable que estos se mantengan por el resto de la vida, incluso cuando hay cambios en la rutina diaria. “Además, llevar una alimentación balanceada no implica invertir mayor tiempo o dinero”, dice.

Muchas ganas y poca acción frente al ejercicio
Las cifras del sondeo muestran que más de la mitad de los estudiantes (62 por ciento) no cumple con los mínimos requerimientos de actividad física para garantizar beneficios en salud, pese a que la gran mayoría (96,7 por ciento) son conscientes de las ventajas que trae para la salud realizar ejercicio físico.

El estudio concluye que el nivel de actividad física de los universitarios es pobre. La explicación: poca motivación y muchas barreras.

Las razones que mencionan con mayor frecuencia son: “quiero hacer más ejercicio, pero no sé cómo o no creo que pueda mantenerme haciéndolo” (45 por ciento), “no tengo tiempo suficiente para hacer ejercicio o lo necesito para otras actividades” (39,1 por ciento) y “estoy muy cansado por mis actividades como para hacer ejercicio” (27,8 por ciento).

El 22 por ciento de los que sí se ejercitan realiza actividades con intensidades moderadas y sólo el 16 por ciento desarrolla actividades vigorosas.

Sólo el 7 por ciento de los entrevistados respondió que en su tiempo libre entrena y hace ejercicio; al 36 por ciento le gusta pasear por el campus, al 22 por ciento escuchar música y al 14 por ciento ir a la biblioteca.

Según la nutricionista Claudia Cortés. las personas activas físicamente a lo largo de toda su vida se mantienen más saludables y en mejor control de su peso.

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