¿Ser madre a los cincuenta?


Casi no me lo puedo imaginar. La sola idea de tener un bebé cuando tenga cincuenta años me parece... extraña. Me canso solo de pensar cuánto pesan las piernas en las últimas semanas de embarazo... Cincuenta años, por mucho que nos hayamos cuidado, son cincuenta años.

No fue mi caso el tener una satisfactoria vida profesional que me impidiera pensar en formar familia. Sin embargo me pregunto: ¿Cuántas veces las mujeres estamos postergando el momento de ser madres por trabajos no demasiado interesantes o por defender una libertad de acción que nos mantenga en la ilusión de ser jóvenes más tiempo?

Y vemos a nuestro alrededor proliferar a las mujeres que dicen "ahora no, más tarde". Ese "más tarde" puede ser ya en plena menopausia y cuesta alrededor de 15.000 dólares . Por el proceso de la congelación de óvulos femeninos, estos son conservados en un depósito refrigerador hasta que la mujer esté dispuesta a ser madre: es un método que va ganando popularidad en EEUU, Canadá y algunos países europeos. Por este medio, podemos vencer a la "fecha de caducidad" que tiene la edad fértil femenina.

Cada vez más mujeres entre los 35 y los 40, dándose cuenta de que no pueden parar para concebir o no cuentan con el compañero ideal, optan por este procedimiento, llamado científicamente "críoconservación de ovocitos". Durante un mes o dos, le serán extraídos tantos óvulos como pueda producir mediante un tratamiento de estimulación hormonal, y serán conservados en una cámara criogénica. Tal cual, como en una película futurista, solo que esto ya está sucediendo .

Aun cuando los bebés nacidos con éxito (aproximadamente la mitad de todos los intentos) parecen desarrollarse sanos, se ignora si aparecerán en el futuro problemas surgidos de la congelación. Desde 2008, han nacido por este método aproximadamente 1,500 niños al año, y la demanda va en aumento. Esta generación de mujeres -pues todo apunta a que los miles se harán decenas de miles- está experimentando con unas oportunidades que no tuvo ninguna otra antes.

Dicen que supone una revolución social tan importante como la introducción de la píldora anticonceptiva en los años sesenta del siglo XX . Imagino ahora que llego a los 38 años sin haber tenido hijos, quizá empezara a asustarme, a plantearme entonces, que mi vida fértil está cerca de terminar y se me acaba el plazo. Ahora comprendo un poco mejor a las mujeres que están optando por la congelación de óvulos, desafiando al tiempo y defendiendo su derecho a ser madres.

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