"Es tan grave no pagar, como hurtar lo que otros han tributado": Mockus


Bogotá. En menos de dos meses el candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, se ha consolidado como uno de los más fuertes aspirantes a ocupar la Presidencia de la República desde el próximo 7 de agosto.

Las encuestas, que lo ubican en los primeros lugares de intención de voto, marcaron el ambiente inicial de esta tertulia, que se desarrolló en la tranquilidad de la librería, mientras afuera crecía el revuelo porque las consultas lo daban, por primera vez, como ganador de la contienda.

El ex alcalde de Bogotá y el presidente de Analdex, Javier Díaz, hablaron sobre las propuestas del candidato en materia económica, y los principales desafíos del país. La importancia de utilizar adecuadamente los recursos públicos, la necesidad de aprovechar el auge minero para capacitar el recurso humano, la posibilidad de incrementar la carga tributaria y la creación de, al menos, cuatro ministerios fueron los temas más destacados de esta conversación.

Javier Díaz: ¿Cuál es el eje de su programa económico?

Antanas Mockus: Es el mismo de la campaña: Legalidad democrática. La idea es que para tener prosperidad se requiere legalidad, por lo que hay que educarnos en la ley, y la prosperidad vendrá "casi" sola. Subrayo el "casi" porque valoro el aporte de los empresarios. Yo sé que a los directivos el reconocimiento público no les va a reemplazar el PyG, pero pienso que en Colombia hay que defender el derecho de las compañías a tener buenas utilidades. Si las ganancias son buenas, es extraordinario porque tributan mucho más.

Detesto el rentismo. Estuve en la Comisión Nacional de Regalías y nos gastamos tres horas de debate para asignar recursos a los municipios de Coveñas, Tolú y San Antero (Córdoba). En ese momento, en Bogotá 1.100 fabricantes de zapatos abrían una feria de calzado para competir con el producto chino. Son mundos distintos: detesto que el lobby sea utilizado para obtener beneficios, en vez de colaborar para ser más productivos. Además, los recursos públicos son sagrados.

JD: El próximo presidente tendrá retos en materia económica, como el empleo, la reforma tributaria y las relaciones comerciales. ¿Qué es prioridad?

AM: Es la legalidad democrática: evitar que dos fuentes de corrupción, que sumadas son muy dañinas, sigan haciendo de las suyas. Una es el narcotráfico y otra es el mal uso de los recursos públicos. No sólo me refiero a corrupción, sino a despilfarro. La eficiencia en el gasto ayuda a la economía. No me imagino un gobierno sin uno, dos o tres puntos más de carga tributaria. Ahora, uno y medio de esos puntos serían para cubrir huecos de etapas anteriores. Cuando se puede cobrar impuestos y generar inversiones es la felicidad total, pero cuando hay que cobrar para cubrir necesidades heredadas es muy difícil.

JD: ¿No cree que la tasa de tributación en Colombia es muy alta (33 por ciento)? Se habla de que podríamos llevarla a 20 por ciento, eliminando las exenciones y dejando una tarifa única.

AM: Pues me refiero a la presión tributaria que tiene en cuenta lo que se recauda para el fisco sobre el PIB, no sobre la tarifa, que en Colombia es anómalamente alta por la cantidad de descuentos. Hoy la señal es ser más prudentes, entre otras cosas por que hay contratos de estabilidad jurídica. No veo fácil una tarifa plana. Yo quería quitar los parafiscales, me parecía fácil siempre que se pudieran sustituir por imporrenta o por IVA.

JD: La crítica a su administración como alcalde de Bogotá es que se garantizó que los recursos públicos eran sagrados, pero tuvo que venir Peñalosa a ejecutarlos. ¿Qué iniciativas impulsaría?

AM: Es una prioridad, en lo que concierne al ciudadano común y corriente, pagar el IVA completo y no negociar el mantenimiento del trabajador en el Sisbén para evadir el pago en salud. El cumplimiento de las obligaciones tributarias es primordial. Normalmente, uno es más indulgente con la falta de cobro que con el robo, pero en términos aritméticos y morales es igual de grave no pagar a hurtar lo que otros han tributado.

JD: ¿Eso implica que la plata del Estado es más sagrada?

AM: Claro, porque tiene fines superiores, su propósito final es el bien general. Mucha gente paga más impuestos si tiene la certeza de que son bien utilizados. Hay un tema difícil de tocar como el de las regalías, pues el subsuelo es del Estado y estas se deberían centralizar. Pero, lo políticamente viable es organizar grandes regiones, con controles para que exista el sentimiento de que la región depende de lo que usted haga con los recursos.

JD: ¿Cómo aprovechar los recursos que está generando la minería?
AM: Vienen años de auge minero y, si no lo aprovechamos para construir una base productiva más sofisticada (más manufacturas con valor agregado y conocimiento incorporado), nos fregamos.

JD: El auge minero tendrá efectos sobre la tasa de cambio. Ahí aparece la enfermedad holandesa...

AM: Existe un riesgo, pero vamos en la dirección adecuada. Con un programa de formación de alto nivel para los colombianos evitamos gastar dentro del país una parte de esos recursos extras. Si se puede hacer, no sólo con capital humano, bienvenido. Aplazar el uso de esas divisas es bueno si su gasto impacta de forma positiva al país.

JD: ¿ Cómo explicar al país que encontrar recursos minerales y saberlos explotar no es un pecado?

AM: Sergio Fajardo va a ser uno de los encargados del tema de Ciencia y Tecnología, y del ajuste del sistema educativo a la vocación productiva de cada región. Para algunos, las regalías deben ir para infraestructura, y para otros, el progreso educativo debe ser el esfuerzo central, pues pasada la bonanza minera debemos tener gente mucho más calificada; las carreteras se pueden financiar vía concesiones. Hay países que dirigen su proteccionismo a investigación, tecnología y al capital humano. Entonces, no subsidian la exportación pero forman a tipos súper competentes que le sirven a ese sector. De igual forma, debemos buscar a qué actividades vamos a apostar: el amago de TLC sirvió para que el sector productivo se moviera. Además, creo en la interdependencia, pues sólo países muy poderosos pueden plantearse el lujo del autoabastecimiento. Interdependencia también en el sentido de que cualquier país que rompa relaciones comerciales mete en aprietos a los vecinos.

JD: El caso lo tenemos con Venezuela, ¿cómo resolver eso?

AM: Dije que admiraba a Chávez. Ahora, lo hago porque representa democráticamente al pueblo de Venezuela y lo respeto. Pero, cualquiera que conozca mi pensamiento sabe que tengo mis distancias. Yo creo que la interdependencia obliga a la civilidad, uno sabe que no debe llevar los conflictos más allá de cierto nivel.

JD: ¿Respecto a la salud, cómo manejar el tema de los recursos de los que dispone el Gobierno?

AM: La tensión en el corto plazo es evitar la quiebra de hospitales, y ese dinero se necesita ya. Además, hay que definir si las aseguradoras son aseguradoras o intermediarias, porque en ese último caso cobran carísima su actividad. En definitiva, yo no me imagino a Colombia retrocediendo en coberturas en población, ni en enfermedades; entonces lo que hay que hacer es que financiar eso. Ahora, no sé cuántos empleadores hacen pacto con sus trabajadores para mantenerlos en el Sisbén y no cotizar. La tarea del 8 de agosto es, si usted tiene empleado, retenga señor patrón. Empleado: acéptelo y contribuya con el sistema.

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