Egipto: Mubarak no se va

En una esperada alocución televisada el presidente de Egipto ratificó su posición de permanecer en el poder hasta las elecciones de septiembre, pero delegó en el vicepresidente Omar Suleiman algunos de sus poderes.

Contrario a las expectativas, el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, se aferró a su cargo y ratificó su decisión de permanecer en el poder hasta las elecciones de septiembre.

"Eso es lo que yo juré", afirmó Mubarak sobre su compromiso de permitir en septiembre la elección democrática y pacífica de un nuevo gobierno.

En una esperada alocución, transmitida por cadenas árabes e internacionales, el jefe de Estado egipcio fue enfático al asegurar que no permitirá que a su gobierno le impongan cosas desde afuera, en una clara alusión a las múltiples voces que desde otros países le han pedido su renuncia, entre ellas la de su aliado Estados Unidos.

El presidente egipcio también anunció en su declaración que delegará en el vicepresidente de la República, Omar Suleiman, algunos de sus poderes y prerrogativas de acuerdo con la Constitución.

La medida significa que mantendrá su título de presidente y le asegura al régimen el control sobre el proceso de la reforma, lo que incumple las demandas de los manifestantes.

Sobre la Constitución anunció su intención de reformar cinco artículos y suprimir un sexto para facilitar la "alternancia en el poder" y abrir la puerta al fin de la Ley de Emergencia, vigente desde 1981, una norma rechazada por la población.

El mandatario hizo este anuncio al término de un día en el que abundaron los rumores de su dimisión. Por eso las miles de personas congregadas en la plaza Tahrir, centro de las protestas en El Cairo, recibieron con frustración y furia la decisión de Mubarak, quien desde el 25 de enero ha sido blanco de la fuerte presión de los manifestantes para que renuncie tras 29 años en el poder.

Cuando el presidente terminó sus palabras, los manifestantes estallaron en ira, algunos llorando y otros ondeando sus zapatos gritando: "¡Márchate, márchate!".

Tras la intervención de Mubarak, el vicepresidente Suleiman, también en alocución televisada, calificó la situación que vive el país árabe como un "momento decisivo" y aseguró que "la puerta está abierta a más diálogo".

Expectativa mundial

Antes de su discurso, según informó la televisión estatal egipcia, Mubarak se reunió con Suleiman en el palacio. El encuentro incrementó los rumores sobre una posible renuncia del mandatario.

Incluso en Washington, el director de la CIA dijo que existía una "fuerte probabilidad" de que Mubarak renunciara el jueves. Es más, despachos de las agencias de noticias internacionales citaron al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien pidió una transición "ordenada y efectiva" hacia la democracia en el país árabe. "Estamos siguiendo muy de cerca los acontecimientos de hoy (jueves) en Egipto", dijo Obama.

"Lo que está absolutamente claro es que somos testigos de la historia mientras se desarrolla (…) Es un momento de transformación", agregó el mandatario estadounidense.

Hasta las fuerzas armadas egipcias anunciaron su intervención para "salvaguardar el país" y aseguraron a los manifestantes que Mubarak atendería sus reclamos.

La televisión transmitió escenas en las que el ministro de Defensa, mariscal Hussein Tantawi, presidía una reunión de oficiales. Brillaban por su ausencia Mubarak, comandante en jefe, y Suleiman, un ex general y jefe de espionaje designado tras el estallido de las protestas el 25 de enero.

Al final, Mubarak habló a la nación, pero para decir que no piensa renunciar por ahora. Una decisión que -advirtió este jueves el director de la CIA, Leon Panetta- podría representar problemas serios para Estados Unidos y el resto del mundo.

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