En Venezuela, hasta Barbie busca una corona de belleza





Alexandra Hernández ganó un concurso de belleza en Venezuela pero no lloró ni recibió la felicitación de las otras candidatas que durante poco más de cinco horas lucharon por el cetro.

Quien se emocionó y recibió felicitaciones fue José Luis Revette, el dueño de esta muñeca que el último fin de semana se coronó como la nueva Miss Barbie Venezuela 2010, concurso que año tras año gana más adeptos en este país conocido por sus varias reinas de belleza de carne y hueso.

“Hace 7 u 8 años, como fanático de la muñeca Barbie, decidí junto con un pequeño grupo de amigos que frecuentaban mi casa, hacer un Miss Barbie Universo“, dijo a Reuters el organizador del certamen, José Sánchez.

Pero el evento, que empezó como un simple juego, ha logrado tal notoriedad que la presentadora oficial del Miss Venezuela, Maite Delgado y el diseñador de las coronas, George Wittels, prestaron su arte para las dos últimas ediciones del certamen.

“Ya esto pasó de ser un evento de amiguitos. Para organizar el Miss Barbie Venezuela 2010 tuve que hacer casting”, dijo Sánchez quien cuenta que recibió hasta 40 solicitudes para participar en el concurso.

En Venezuela la belleza es una obsesión y peluquerías, spas y cirugías estéticas están a la orden del día.

Venezuela tiene el récord de coronas en certámenes internacionales de belleza, incluyendo seis Miss Universo y cinco Miss Mundo.

“En este país los concursos de belleza forman parte de la idiosincrasia del venezolano”, contó Sánchez que mes a mes ve crecer su colección de muñecas que ya sobrepasan las 30.

El concurso venezolano no es el primero, pero si el único en su género. Existe el Miss Doll que cada año rota su sede, pero es un concurso virtual donde los participantes no son quienes enseñan a sus muñecas sino que todo se reduce a un montaje fotográfico.

Para la noche de gala, los participantes se reúnen cinco horas antes para vestir a sus muñecas con diseños propios, las maquillan, les pintan las uñas, les ponen extensiones en el cabello y hasta diminutos aretes.

Todas las muñecas tienen nombres propios, medidas y hasta profesiones inventadas.

“Hay una especie de simbiosis entre el representante y la muñeca; es como tu hija, pero a la vez es como tú”, explicó Sánchez quien además se dedica a la fotografía de estudio.

Tras tener listas a sus participantes, cada una desfilará con cuatro trajes a través de una pequeña pasarela donde una treintena de aficionados se congregan a darles aliento.

Un jurado de tres personas decidirá quién será la nueva reina.

“Mis sobrinos dicen que ella (la muñeca) es su prima y vinieron a apoyarla en el concurso”, opinó Revette.

EL COSTO DE LA BELLEZA

“Conseguir Barbies no es tan fácil y más aún del tipo top model”, contó Sánchez.

Barbie, la muñeca más famosa del mundo fabricada por la estadounidense Mattel, se vende en casi todo el mundo, pero las distorsiones cambiarias y la alta inflación de Venezuela, se han conjugado para convertirlas en casi un lujo para los venezolanos.

“Yo las opero (…) no es la misma que se ve en la caja”, confesó Sánchez que tiene cinco coronas en su haber.

Algunos cambian la cabeza de la muñeca, algunos las intervienen con nailon por detrás de la cara para adelgazarlas. También les pueden cambiar el pelo o poner extensiones.

Los trajes son diseñados y tejidos por los mismos concursantes y en ocasiones pueden llegar a costar hasta 2.000 bolívares (unos 465 dólares a una de las tasas oficiales de cambio de 4,3 bolívares/dólar).

“Es un poco caro, pero es más que una afición, entonces vale la pena invertir”, contó un participante.

La muñeca perfecta, dicen los expertos, debe tener cuatro centímetros de busto, dos de cintura y cuatro de cadera y medir 32 centímetros de alto. Este año, sólo una cumplió con los requisitos.

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