Geriatras coinciden en que a los 65 años se reducen las destrezas al volante



Puede ser uno de los momentos de la vida más complicados en las relaciones familiares, e inclusive la chispa de conflictos generacionales: pedir -y en algunos casos rogaral papá o al abuelo que deje de manejar.

Aunque en la práctica la limitación para llevar el control de un vehículo en las calles no tiene edad y, de hecho, muchas personas mayores lo hacen muy bien no obstante el paso de los años, un informe del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, de Estados Unidos, advierte sobre los riesgos de conducir en edades avanzadas.

El informe, titulado Older Drivers, establece que en las personas adultas mayores -de 65 o más años de edad, según la Organización Mundial de la Salud-, las dificultades psicomotoras se acentúan de tal forma que hacen perder capacidad de respuesta ante situaciones normales de conducción: las articulaciones se endurecen, los músculos pierden fuerza, la vista periférica se afecta y los problemas de visión se acentúan. Por eso, a pesar del recurrente argumento de los abuelos de "yo manejaba antes de que usted naciera", es un hecho que a más edad mayor es el riesgo de accidentes.

Así lo explica el médico geriatra Guillermo Restrepo Sánchez, quien además afirma que a partir de los 55 años -ni siquiera el límite mínimo para ser considerado adulto mayor- se incrementan las deficiencias cognitivas, motoras y sensoperceptivas. De acuerdo con el especialista, ese detrimento es más evidente a partir de los 65 años y de mayor cuidado cuando se superan los 75.

Se prenden las alertas

Las primeras señales de alarma y de atención son bien identificadas -y padecidas- por los otros conductores: no ceder el paso, invadir el carril contrario, cerrar a otros vehículos, girar sin mirar los espejos, no mantener la línea recta o colisionar por errores de cálculo.

Estas situaciones son relevantes toda vez que la conducción implica percibir, procesar y tomar por lo menos unas 15 decisiones por kilómetro de recorrido, según el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), de Colombia.

En ese sentido, una investigación sobre adultos mayores realizada por las médicas Rosmery Morgan y Debra King, del Departamento de Geriatría del Hospital Universitario Withington (Reino Unido), establece que la percepción visual empieza a declinar a los 50 años, al igual que la visión periférica. Esto es relevante si se tiene en cuenta que, según las dos científicas, la mayor cantidad de información sensorial del conductor viene de la percepción visual, la cual depende en gran medida de lo que ocurre alrededor.

El estudio indica, además, que una persona mayor de 50 años se demora ocho veces más en recuperarse tras haber sido encandilada.

Más aún, el análisis de las investigadoras británicas apunta a que la reacción no oportuna en la conducción ante diferentes situaciones también es producto de la natural disminución en la fuerza muscular, en la flexibilidad y en la coordinación.

Lo anterior no significa que esconder las llaves al abuelo sea la solución. Según el geriatra Restrepo Sánchez, la decisión de jubilarse como conductor debe ser el resultado de la reflexión y de la responsabilidad personal.

Sin embargo, cuando ello no ocurre y las imprudencias amenazan con afectar al propio conductor o a terceros, la recomendación es crear una imposición reflexiva. Es decir, hacer que, por medio de valoración médica, tome conciencia de que ha perdido habilidad y capacidad de reacción y se pregunte si aún es un conductor seguro.

No se trata de restringir su posibilidad de manejar, sino de prestarle una mayor atención y procurar que conduzca con menor frecuencia, aconseja el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento. Ahora, cuando el obstáculo es la terquedad, los geriatras indican que lo mejor es acudir a una persona ajena, de total confianza para el adulto, que a manera de consejo lo convenza de que es la hora de entregar las llaves para siempre.

ADIÓS AL VOLANTE

Si bien es cierto que con el paso de los años la habilidad se reduce, no existe una fórmula que establezca cuál es la edad exacta para dejar de conducir. Sin embargo, el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento diseñó un sencillo cuestionario que puede indicar hasta cuándo es posible conducir con seguridad. Si por lo menos una de las respuestas es afirmativa, quizá sea la hora de ocupar el puesto del pasajero.

- ¿Siente que los demás conductores le pitan con frecuencia?
- ¿Se estrella más a menudo, así sean toques leves?
- ¿Ha perdido la habilidad para conducir en reversa y parquear?
- ¿Siente que sus familiares se ponen alerta cada vez que toma el volante?
- ¿Cree que de la nada aparecen otros automóviles o peatones en la vía?
- ¿Se siente inseguro al conducir en horas 'pico', en la noche o en condiciones climáticas difíciles?

LO DEJA, NO LO DEJA

Jorge Riaño, un pensionado que ya sobrepasó los 70 años, se niega a dejar de conducir ante las reiteradas peticiones de sus hijos y esposa. Él piensa que sus familiares lo que quieren es quitarle independencia porque -según dice- ellos creen que ya no es capaz de hacer sus propias diligencias. Don Jorge está convencido de que en cualquier momento le van a esconder las llaves. "El día que me hagan eso, me compro otro carro sin decirle a nadie". Situación diferente es la de Numael Romero, de 78 años, que hace 10 dejó de conducir. "Que mis hijos -que ya están grandes y que además les enseñé a manejar- me lleven y me traigan. Esa fue la decisión que tomé cuando tenía 68 y empecé a sentir que los reflejos no me respondían de igual forma como cuando era joven. Manejar se me convirtió en un asunto de estrés, sobre todo con el tráfico".

Comentarios

Entradas más populares de este blog

A Cuevana le quieren dar una taza de 'SOPA'

Digibee nombra a Jorge Sánchez como Partner Account Manager

Nuevo Sparkies Crunchy