Piedad Bonnett da palabra al suicidio de su hijo en "Lo que no tiene nombre"


Piedad Bonnett da palabra al suicidio de su hijo en "Lo que no tiene nombre"

Madrid, 27 sep (EFE).- La poeta y narradora colombiana Piedad Bonnett recibió el Premio Casa de América de Poesía el pasado 13 de mayo de 2011, una alegría que quedó cercenada porque al día siguiente su hijo se tiró por la ventana. Hoy, dos años después, la autora ha convertido ese dolor en un conmovedor y lúdico relato.

"Lo que no tiene nombre" es el nombre de este libro, publicado por Alfaguara, que en Colombia lleva meses en las listas de los libros más vendidos. Un texto que es toda una reflexión sobre el suicidio, la enfermedad mental que padeció su hijo, así como sus crisis, la incompetencia médica y la intrahistoria que padeció su familia.

"Hurgo mis sentimientos/ estoy viva", estos versos de la peruana Blanca Varela abren este relato, que muestra cómo, también en otras ocasiones y con escritores que también perdieron a sus hijos abruptamente como Francisco Umbral, Joan Didion, Carlos Fuentes o Sergio del Molino, la palabra sana, cura y, a la vez, muestra y enseña.

"La palabra en mi vida es como una forma de compensación. En cuanto tengo un disgusto en mi vida, lo primero que hago es sentarme a escribir para convertirlo rápidamente en símbolo, en metáfora de algo significativo y liberador", explica a Efe Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951).

Así, con contención, con mesura, sin gritos, ni sentimentalismo, Bonnett plasma en este libro su grito mudo, su duelo y la vida de Daniel, "para entregársela a los demás, para que lo lea la gente, los que le conocían y los que no y para reflexionar sobre los fallos de la sociedad. Los fallos del sistema en torno a un ser humano", subraya Bonnett.

Y es que en "Lo que no tiene nombre", la escritora comienza con la llegada, junto a su marido y sus dos hijas, al apartamento de su hijo desde el que se tiró por la ventana, en Nueva York, donde vivía temporalmente, porque, aún siendo artista, quiso hacer un máster en la Universidad de Columbia.

A partir de ese punto, la autora de "Nadie en casa" tira del hilo y describe cómo su hijo en diez años tuvo cuatro grandes crisis psíquicas, cómo fallaron algunos psiquiatras en su diagnostico.

Y también de qué manera, al dejar su medicina alentado por una psicóloga de Nueva York, cae al vacío; cómo otra medicina que le recetaron en Colombia contra el acné brutal que le salió fue "el detonante" de otro brote y cómo un sinfín de malas decisiones le condujeron a su destino fatal.

"Este libro es como una oruga que de pronto se abre y deja salir la mariposa. La oruga cerrada es mi hijo, y el libro es su mariposa", aclara esta mujer, que ha medido milimétricamente "no hacer el ridículo".

El relato es la expresión de una dolor que no acaba nunca, y sus primeras páginas le brotaron a la autora tras el viaje que hizo junto a su marido a la Toscana, a los pocos días de la muerte del hijo, apremiados por la necesidad de ver arte y belleza.

"El arte nos seguía uniendo a Daniel -dice-, y durante estos trayectos leí muchos libros, muchos ensayos sobre el suicidio y la muerte, y uno especial que me conmovió, 'El dios salvaje', de Alfred Álvarez. Ese acercamiento desde la intelectualidad me ayudó, porque enseguida me empezaron a brotar ideas y recuerdos sobre mi hijo. Y a la vuelta me puse a escribir", sentencia.

"Lo que no tiene nombre" le ha ayudado a Bonnett a mitigar el dolor y a hacer las paces con muchas cosas.

"Me he reconciliado con casi todo -continúa-. Solo sentí furia con los médicos por sus fallos. Ahora me han invitado para que dé una charla sobre el duelo en un congreso nacional de psiquiatría en Colombia, pero ya me encargaré de hablar sobre los fallos en la psiquiatría", concluye esta poeta.

Además, Bonnett está viendo cómo este libro está ayudando a mucha gente "a la hora de hablar sin tapujos sobre dos temas tabú: la enfermedad mental y el suicidio".

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