Mónica Lewinsky aún se siente perseguida por el fantasma de su 'affaire' con Bill Clinton

Años después del escándalo que agitó la segunda presidencia de Bill Clinton en Estados Unidos luego de su romance con la pasante Mónica Lewinsky, esta escribe su versión en la revista Vanity Fair.

A sus cuarenta años, la exbecaria quiere poner punto final a todos los rumores sobre la relación con el expresidente, dando su punto de vista sobre el asunto.

"Shame and survival" (Vergüenza y supervivencia) es el título de la nota donde se ve a una Lewinsky sonriente vestida de blanco recostada sobre una sofá.

La base del artículo es que el 'affaire' fue una relación consensuada entre dos personas adultas. Lewinsky escribe que la humillación pública que sufrió a raíz del escándalo alteró permanentemente el rumbo de su vida: "Claro, mi jefe se aprovechó de mí, pero yo siempre me mantuve firme en este punto: se trataba de una relación consensual. Cualquier "abuso" se produjo en el período posterior, cuando se hizo un chivo expiatorio para proteger su posición de poder. . . . La administración Clinton, los esbirros de la fiscalía especial, los operadores políticos de ambos lados del pasillo, y los medios de comunicación fueron capaces de marcarme. Y eso marca quedó pegada, en parte porque estaba imbuido de poder ".

Lewinsky considera que Clinton realizó un "abuso de poder" no durante su relación, sino tras ser descubierta esta, exponiéndola ante los medios de comunicación hasta que finalmente pidió perdón a su esposa y al resto de Estados Unidos con un discurso televisado.

En la revista, ella relata cómo el escándalo con Bill Clinton le ha dificultado conseguir un trabajo, ya que si bien en un principio ofertas no le faltaban (incluso por valor de $10 millones), finalmente, en casi todas las entrevistas de trabajo que hacía posteriormente salía a relucir su relación con Clinton.