Las diez cosas que hemos hecho mal en un restaurante

“Ordenar una botella de vino cuando se puede pedir de a una copa por persona”. Si en una mesa alguien pide pescado, otro ordena carne y otro selecciona cangrejo, lo ideal es no pedir una botella de vino para la mesa, pues no todos quieren el mismo vino y es difícil tener una elección. El bloguero recomienda que cada uno pida una copa.

“No balancear la comida desde el principio hasta el fin”. Hay que pensar en un equilibrio a la hora de las entradas y los platos fuertes. Para Roberts no es bueno pedir un filete de carne como plato fuerte, si de entrada se pidieron una tajadas de tocino. “Si es así, probablemente puedas terminar en una camilla de hospital”.

“Compartir un postre”. Si se está a dieta es válido. Pero lo mejor para cada comensal es no compartir un postre con quien esté acompañado y pedirle a la pastelería que le lleve dos postres y ahí si compartirlos con su acompañante. Roberts recomienda pedir un postre a base de frutas y otro a base de chocolate.

“Aceptar una mesa que no te gusta”. Según el bloguero, pocas veces se ha visto que alguien acepte una mesa cercana a un niño llorando o en un lugar muy oscuro. “Tienes todo el derecho de pedir una mesa diferente”, cuenta. Si no hay una mesa disponible por al menos una hora, lo mejor es dejar el restaurante sin ninguna complicación.

“Poner sal en la comida antes de probarla”. Se recomienda confiar en los condimentos y agregados de la comida. Cada una de estas variables es analizada previamente por el chef. Para eso es recomendable dar el primer bocado sin poner sal en este. Si ya la comida no deja satisfecho al comensal, se puede agregar la pizca de sal.

“Pedirle a la cocina que quite un alimento específico en un plato”. Si en el plato hay algún alimento que pueda producir una alergia o un alimento no es de tu agrado, lo mejor es pedir otro tipo de orden. Ese alimento está en el plato por alguna razón y lo más seguro es que brinde un equilibrio con otros componentes del plato.

“Quedarse con las ganas de manifestar un disgusto”. Los restaurantes están dispuestos a recibir las sugerencias y críticas de sus clientes, por lo que no es bueno guardarse alguna inconformidad. Para eso hay que mostrarle al restaurante en qué falla para mejorar en un próxima oportunidad.

“No hacer preguntas”. Siempre habrá dudas y lo mejor es no guardárselas. Si no sabes qué es quinua o no sabes pronunciar un plato, lo mejor es no avergonzarse y preguntar. Es mejor aclarar desde el principio y no lamentarse por no haber preguntado.

“Escuchar lo que el mesero te sugiere y no pedir lo que tú deseas”. Roberts asegura que si bien los meseros son una gran ayuda para conocer el menú, no son quienes tienen la última decisión. “Si estás pensando en comer carne y el mesero te habla maravillas del pescado, lo mejor es asentir pero seguir firme y pedir la carne”.

“Ir al baño justo antes de que llegue un nuevo plato”. Muchos no lo saben, pero los restaurantes, antes de llevar el plato, observan que todos los comensales estén en la mesa. De no ser así, prefieren esperar y si esta espera es larga y la comida se enfría y prefieren recalentarla. Según Roberts, “hay que hacerle un favor al restaurante: vaya al baño mucho tiempo antes de que llegue el plato fuerte”.






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