La mujer quemada con ácido que denuncia al MIRA

Consuelo Córdoba fue víctima de un hombre celoso que intentó dañarle la vida tirándole ácido
Dice que su imagen fue utilizada por ese partido para mostrar una supuesta ayuda en una cirugía.

“No me pudo quitar la voz, ni mis cinco sentidos”, dice Consuelo del Socorro Córdoba atrapada en una careta que desde hace doce años cubre su rostro. Lo asegura en voz alta, esta mujer de 53 años que fue víctima de un hombre celoso que intentó dañarle la vida tirándole ácido en la cara. Lo dice ahora, cuando ya ha aprendido a vivir bajo la mirada angustiante de unos y la imprudencia de muchos. Lo asegura ahora, que siente que aunque no es igual que todos, no es menos que nadie. “No soy una enferma ni soy boba”, repite. Insiste en lo mismo hoy, cuando se manifiesta indignada por haber sido utilizada, por su condición, por un partido político (MIRA) y por una comunidad de la que se alejó hace al menos nueve meses, la de los Piraquive.

Su historia, por ser una de las peores afectadas con un ataque de esta clase en la historia del país, ha salido en periódicos, revistas, noticieros. Siempre bajo su autorización y con el único propósito de que se hiciera justicia. Dagoberto Ensuncho, el agresor, ya está en la cárcel. “No sé cuántos años y no me interesa saber nada de él”, dice en voz alta. Parece que la valentía ha aumentado (y es su mejor arma) desde que tuvo que aprender a sobrevivir con lo que lleva por dentro, con su esencia. 

“Yo podré ser lo que quieran por fuera, pero soy correcta”, dice. Por eso, cuando hace unas semanas los vecinos y amigos le dijeron que la estaban viendo en televisión, apareciendo en un comercial, se indignó. Dice que le hirvió la sangre, que sintió ira. No era para menos. Su imagen estaba siendo utilizada por el MIRA en una publicidad que pretendía mostrar un partido incluyente. El comercial se reproducía varias veces al día por los canales de televisión privados y se conocía unos días después de conocerse un video en el que María Luisa Piraquive, líder de la Iglesia Ministerial de Dios Jesucristo Internacional, advertía que a su púlpito no podía subir nadie que tuviera alguna discapacidad.

Consuelo no lo creyó hasta que lo vio. Si le había causado tristeza escuchar las palabras discriminatorias de Piraquive, verse en un comercial la enfureció. “Con lo que esa señora dijo sobre los discapacitados, sentí dolor. Mientras yo fui a esa iglesia, me decían que, según las profecías, yo iría por el mundo predicando la palabra del Señor (…) Y cómo es que después salen con algo tan feo”.

Esta chocoana estuvo un tiempo como discípula de esta comunidad. Durante esos meses asegura que solo vio a María Luisa Piraquive a través de unas pantallas gigantes que disponen para que ella, desde la parte del mundo que esté en ese momento, ore y haga una predica desde la distancia. Asegura además que de esa comunidad solo recibió una peluca, a través de una campaña en la que participaron ella y otras mujeres víctimas con ácido. Lo aclara antes de contar que su imagen aparecía seguida de la afirmación del MIRA en la que decía que ella había recibido cirugías gracias a ese movimiento político.

Y sí. A Consuelo la han operado 57 veces, pero jamás con un peso del MIRA o de la iglesia que lideran los Piraquive. “Eso es insultante, es atrevido”, dice ella, la mujer a la que faltan por los menos diez cirugías más para poder ver bien por su ojo izquierdo, respirar sin la ayuda de los dos tubos que tiene incrustados en sus fosas y poder sonreír sin que la carne de sus labios se exponga. Lo asegura ella, que prefiere no entrar en detalles sobre su vida privada, pero advierte que demandará al MIRA por usar imagen, según ella, sin permiso y con mentiras.

“Después de que me enteré que estaban usándome y hablé con Gina (es la líder de las Fundación Rostro sin Ácido), me llamaron a ofrecerme plata”, cuenta. Dice que una mujer de la comunidad y después el pastor de la sede de esa iglesia a la que ella asistió, la llamaron. “Textual, me dijeron, siéntase como Carolina Cruz y pida lo que quiera, es como si usaran la imagen de ella sin permiso, lo mismo pasó con usted, pida lo que quiera”, relata. Lo único que pidió fue que retiraran la publicidad y que de ahora en adelante se entendieran con su abogado. “Es que creen que porque estoy así y estoy sola pueden hacer conmigo lo que quieran. Y no”.

En efecto, su imagen fue retirada del anuncio. Pero el daño, para ella, está hecho. “¿Creen que porque estoy mal no soy persona?”, se pregunta. Y agrega que desde que se retiró de la comunidad jamás la llamaron para saber cómo estaba o qué necesitaba. “Y ahora sí me buscan para ofrecerme plata por haber hecho algo indebido”, insiste. Consuelo cree en la justicia y en los ángeles. “Creo que en la justicia de Dios”. Y tiene por qué creer, el hombre que furioso le acabó la cara, le quitó el pelo, le cambió la sonrisa está en la cárcel. “ Y creo en mis angelitos”. Ella se refiere a las cientos de personas que le han ayudado con dinero, con trabajo, con comida, con vivienda, con operaciones y que siempre le piden que las mantenga en el anonimato.

Por eso cree que la justicia estará nuevamente de su lado en este caso y que sus ángeles seguirán acompañándola. Lleva doce años de lucha. Y cree que puede soportar muchos más.

***

Directivos del MIRA reconocieron que no tuvieron autorización para usar la imagen de Consuelo. Le ofrecieron disculpas. Para ella no es suficiente. Pedirá indemnización.

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