Si el propósito básico es la riqueza, ¡olvídalo!

Está muy bien lograr libertad financiera, pero esta debería ser una consecuencia del propósito real. La riqueza como propósito nunca es suficiente y en especial si se quiere desarrollar un trabajo con pasión o tener un emprendimiento

Imagínate que llegas a la casa cansado, hecho trizas, después de un día de mucho trabajo y quieres irte a la cama. En ese momento te llama tu mejor amigo y te invita a una fiesta en su casa. Tú le dices: “mira, olvídalo, estoy demasiado cansado y ya estoy en piyama. ¡Hoy nadie me saca de la casa!"

Tu amigo te dice: "Ok. Solo quería contarte que va a venir Norma, la chica que te gusta… y que ella preguntó que si venías tú… ¡buenas noches!"

En diez minutos estás bañado, perfumado, vestido y rumbo a la fiesta, donde puedes pasar la noche entera sin ningún rastro de tu cansancio. La pregunta es: ¿De dónde sacaste tu energía? Si ya estabas agotado y sin fuerzas. La respuesta es: Del propósito que de repente encontraste

Tendrás enemigos
Hacer empresa es una tarea quijotesca y será mucho más difícil lograrlo si no tienes una fuente inagotable de energía que solo encontrarás en un propósito que esté basado en la ayuda. Podría sonar demasiado filosófico, pero así es.

Como empresario tendrás muchos enemigos: el Estado y sus organismos de control, en la mayoría sin sentido; la oficina de impuestos; la politiquería que señala al empresario como al malo del paseo o le cede toda la responsabilidad del país, tu contador y tu revisor fiscal que trabajan para los anteriores, pero los pagas tú y algunos de tus mismos empleados, entre otros.

Todos los anteriores enemigos curiosamente viven de tu esfuerzo y de tu trabajo y del de las personas realmente comprometidas en tu empresa, que suelen ser solo el 20%.

Una de las trampas que nos juega la mente es que en el campo de las ideas el sueño es grande y la resistencia es mucho más manejable, o a veces prácticamente ninguna, mientras que en el universo físico la resistencia es muy real y los problemas mucho más grandes.

Soñar con los pies en la tierra
Por lo anterior, antes de lanzarte a vivir tu “sueño de emprendimiento” hay que despertar y poner en tu presupuesto los “pro” y los “contra” del ejercicio y ser muy realista en los “contra”.

Si crees que necesitas presupuesto para tres meses, ¡triplícalo! Para poder sobrellevar todas las dificultades que te pueda deparar el universo físico, necesitas algo más que un sueño, necesitas un propósito. Necesitas encontrar algo por lo que estarías dispuesto a morir y dedicarte a vivir por eso.

La práctica ha demostrado que el deseo de ganar mucha plata, tener muchas comodidades o pertenencias, no basta. Necesitas un propósito que esté basado en la ayuda a los demás, en crear un efecto en tu entorno, en dejar un legado. Tiene que ser algo que te mueva, algo que puedas hacer sin pensar en absoluto en la recompensa… porque si puedes “desperdiciar” la idea de tener dinero por lo que haces, hará que sea mucho más fácil que el dinero llegue. Son las leyes de este universo. Entre más estés dispuesto a dar, más estarás en condiciones para recibir.

Los dos sueños más comunes
En la práctica la gran mayoría de los emprendedores comparten dos sueños en común: más tiempo y más dinero. En otras palabras: libertad ejecutiva y financiera. El 90% de ellos no logran ninguna de estas metas a mediano plazo. Solo uno de cada diez logra mantener su empresa 10 años, pero la gran mayoría de este 10% que sobrevive son “autoempleados” de su empresa. Y si bien consiguen el dinero, en forma de un mejor carro, una vivienda en un mejor estrato o unas mejores vacaciones, no consiguen nunca más tiempo. Todo lo contrario.

Entonces el sueño de la riqueza no basta. Tienes que contar con un verdadero propósito, pero este tampoco es suficiente. Tienes que, además, contar con tecnología administrativa

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