Las implicaciones de la productividad en el trabajo

Hacer cada vez mejor cada una de las actividades que realiza una empresa en un gran reto y siempre suscita controversias por las exigencias que esto implica a los trabajadores, pero no intentarlo es cortar la posibilidad de lograr un desarrollo paulatino.

La mayoría de los propietarios o ejecutivos de empresas, al menos ocasionalmente, aborda la pregunta de cómo aumentar la productividad de su organización.

Uno siempre se pregunta si su organización está funcionando a suficiente velocidad. El hecho es que, aunque estés haciendo bien lo que haces, siempre se puede hacerlo aún mejor, más rápido y con mejor calidad.

Pregúntale al mejor golfista del mundo, que acaba de ganar el torneo más grande, si podría jugar aún mejor. Se reiría y te nombraría una docena de golpes que pudo haber jugado mejor. Hasta te diría que algunos golpes fueron sencillamente desastrosos. Alguien se opondrá, diciendo que ya no tiene que lidiar con eso porque ya ganó y que eso debería ser suficiente.

Hay gente que te dirá que elevar la productividad es inhumano, antisocial y solo ocurre por el interés de las utilidades que se obtienen a través de la explotación de los demás. Solo unos cuantos se dan cuenta de que el trabajador más eficiente experimenta por sí mismo una mejor calidad de vida (casi olvidada): El orgullo del derecho a ser el mejor.

En realidad, el tema de la productividad del trabajo tiene en sí un encanto inesperado: siempre puedes hacer algo mejor, y así la vida deja espacio para un mayor crecimiento y nuevos desafíos.

Quizás el motivo de morir es el hecho de que uno ya siente que no quiere o no puede crecer más. La oportunidad de mejorar es un factor de motivación muy subestimado. Al contrario, la imposibilidad de un mayor crecimiento personal y profesional es desmotivador y puede traer consecuencias fatales.

Los mejores escaladores hablan de conocer gente que murió en el Himalaya inmediatamente después de cumplir el sueño de su vida en la montaña más alta. Aquí hay algo extraño y escalofriante: uno está condenado a buscar continuamente formas de mejorar. Si uno pierde la esperanza en este asunto, viene la decadencia.

En estos tiempos superficiales, nos encontramos con demasiada frecuencia con la actitud de los trabajadores de que “esto es suficiente”, “no hay necesidad de darse prisa”, “no te esfuerces tanto”. Su problema es a menudo simplemente el no tener un propósito propio, no tener una fuerza interna que los mueva, y por eso, su productividad debe ser supervisada por alguien más. Por lo tanto, el primer aspecto de una buena productividad laboral es la motivación del hombre. Si no la tiene el trabajador o el operario, entonces al menos debería tenerla el jefe.

Echa un vistazo a tu alrededor o camina por las oficinas de tu organización o a través de las salas de producción. Pregúntate: ¿Qué se podría hacer más rápido? (con una calidad razonable)? ¿Dónde podrían lograrse mejores resultados? ¿Cómo podrían concretar más citas comerciales sus vendedores para más negociaciones y lograr aún más contratos con resultados más altos? ¿Es cierto que tu gente debería ganar mejor? ¿Sienten que están ganando poco? 
¿Tú también lo piensas?

Si es así, se enfrentarán a una Problema: Deberían lograr una producción mucho mayor en todas las áreas con las mismas personas. Esto requiere más compromiso, mejor tecnología administrativa y el uso inteligente de todas las oportunidades.

Puedes incluso pensar que todo va bien. Tal vez tú y tu gente piensan que están haciendo el trabajo lo suficientemente bien. Si tú o los tuyos estuvieran empleados en una empresa más exitosa, de repente descubrirían que es necesario esforzarse mucho más para tener éxito.

No importa cuántos trabajadores en la sociedad populista de hoy argumenten que deberías esforzarte menos y que los ingresos de las personas se deberían conseguir mediante la redistribución solidaria de la riqueza, quitándole a los más poderosos y dándole a los más débiles. Suena aparentemente lógico, pero es un engaño. Es solo una mentira encantadora, y el que te dice eso no quiere tu bien, ni hará nunca nada bueno por ti. Solo quiere una posición cómoda y en la que ÉL no tenga que esforzarse.

Si alguien trata de convencerte de que NO tienes que esforzarte, te está engañando. Si te dejas engañar no estarás en el equipo ganador. Porque solo el equipo más productivo ganará en cualquier competición.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

A Cuevana le quieren dar una taza de 'SOPA'

Digibee nombra a Jorge Sánchez como Partner Account Manager

¿Depende tu éxito del clima laboral?