Un buen jefe no busca ser popular

 Las empresas requieren de líderes que logren retener el talento humano, pero sin abandonar los propósitos de la organización. El afán desmesurado de satisfacer a los colaboradores puede llevar al equipo al fracaso y a perder clientes.

Algo ciertamente positivo de los tiempos modernos es la manera en la que los abusos laborales poco a poco han dejado de ser tolerados. Internet le dio voz a todos, y ha permitido que todo tipo de injusticias salgan a la luz.

 

Además, la prosperidad general (comparando con hace 100 años) ha permitido que la población general gane más, la calidad de vida y de trabajo suba, y que los empleos comunes ofrezcan muchos más beneficios que antes.

 

Sin embargo, todos estos cambios también han tenido el efecto de que muchos jefes, gerentes y ejecutivos comenzaran a enfocar su atención desproporcionadamente en satisfacer a su personal, dar los mejores beneficios, y asegurarse de nunca hacer a nadie sentir mal.

 

Pero esto es un problema bastante grave, y le ha costado muy caro a más de una empresa. Buenos empleados perdidos, reservas agotadas, deudas y declaraciones de quiebra siguen de cerca a los jefes cuya prioridad es ser populares entre los miembros de su equipo.

 

Cuando la empresa está pasando por dificultades, y hay que trabajar duro para recuperarla, el jefe que busca ser popular dirá “Pero no se preocupen muchachos, lograremos solucionar de alguna manera. Ustedes sigan tranquilos.” Cuando un muy buen cliente queda decepcionado por un producto de mala calidad, el jefe que busca ser popular le dará todo tipo de excusas a su cliente, y de nuevo, no exigirá nada de su equipo a pesar de que fue el equipo el que produjo un producto de mala calidad y debería hacer algo para compensar al cliente que se siente estafado.

 

Y como no es de extrañar, este tipo de liderazgo llevará al equipo al fracaso, a la empresa a perder clientes, y eventualmente a la quiebra.

 

La verdad del asunto es que la popularidad rara vez tiene que ver con la competencia real de una persona. Esto es un hecho que es extremamente fácil de observar en la política, en la cual los individuos más competentes a la hora de administrar, judicializar o legislar son demasiado a menudo desconocidos e ignorados, y los grandes políticos populares son aquellos que, aunque a menudo no son hábiles para los trabajos reales que la política implica, son excelentes vendedores y mercaderistas, y saben manejar la mente colectiva de las personas para crear emociones y gustar.

 

Afortunadamente en la mayoría de empresas el jefe no se elige democráticamente, por lo que el rol de jefe no tiene por qué verse afectado por la búsqueda de popularidad, y puede mantener su verdadero propósito: La producción del equipo a su cargo.

 

Responsabilidades

Un jefe tiene en sus hombros la responsabilidad de la supervivencia de la empresa, y por lo tanto también la de su equipo. Y tal y como un buen entrenador fuerza a sus atletas a superar sus límites, salir de su zona de confort y entrenar más duro de lo que jamás entrenarían por sí solos, un buen jefe debe, en los momentos adecuados, presionar y empujar a su equipo a hacer lo necesario para que todos prosperen y haya de donde pagar los salarios del siguiente mes.

 

Un jefe debe estar dispuesto a empujar a su equipo a hacer cosas que no sean cómodas, y a tomar decisiones duras que no les gusten a las personas a su cargo. A veces un jefe debe despedir al tipo más chévere del equipo y el mejor amigo de todos, porque sencillamente no estaba dando resultados. A veces un jefe debe decidir que se multiplicará el trabajo semanal y los subordinados tendrán que trabajar más duro para dar abasto. Y este tipo de decisiones no lo harán popular.

 

Pero son precisamente este tipo de decisiones las que es tan importante que un buen jefe tome. Porque en tiempos de buena cosecha a cualquiera le va bien. Pero es en tiempos de hambruna cuando salen a relucir los verdaderos líderes, y aunque no sean populares en su momento, lo serán una vez que los demás entiendan que fue gracias a ellos que todos pudieron salir adelante.