Argentina festeja en éxtasis su coronación más sufrida

Con el corazón desbordante de alegría, los argentinos se tomaron las calles de Buenos Aires para celebrar su triunfo más sufrido y también el más deseado: su tercera Copa del Mundo conseguida este domingo de manos de Lionel Messi en Qatar-2022.

Reunidos con la familia o en grupos de amigos, en sus casas, en los bares o en los parques donde se instalaron pantallas gigantes, y siguiendo sus estrictos rituales para la buena suerte, los argentinos se fundieron en el grito unánime de gol con el penal cobrado por su astro Lionel Messi en el minuto 23.

El segundo tanto marcado por Ángel Di María (36), quien recién se incorporó en este último partido después de haber tenido muchas molestias físicas, fue cantado como la apoteosis. «Fideo, fideo, fideo», lo celebró la multitud.

«Están jugando como en el potrero, con presión, con lujos. Un trabajo maravilloso de este entrenador» Lionel Scaloni, comentó emocionado Gabriel Escalante, un cerrajero de 39 años del barrio que vio el partido en la pantalla gigante instalada en Parque Centenario, en el centro geográfico de Buenos Aires.
Pasión albiceleste

El Obelisco, emblema de Buenos Aires, ubicado en medio de la muy ancha avenida 9 de Julio y lugar de festejo futbolístico por excelencia, fue tomado por los aficionados desde antes de comenzar el partido.

El centro de Buenos Aires estuvo cerrado al tránsito, con servicio limitado del metro. Las calles lucían totalmente desiertas durante la transmisión del partido.

En el barrio Villa Devoto, un grupo de aficionados pudo ver la final en la casa que fue de Maradona, abierta a los vecinos por su nuevo dueño Ariel García, un abogado de 47 años.

«Lo que tiene que ver con Maradona, a todos los argentinos nos recuerda a nuestra infancia con la familia. Maradona fue quien más alegrías nos dio», dijo García al evocar ídolo que los argentinos llaman D10s.

Buenos Aires y las demás ciudades argentinas y hasta los pueblitos más apartados mostraron de celeste y blanco: en las camisetas con el número 10 de Messi, pero también en los adornos de las ventanas de las casas y de las vitrinas de las tiendas, en los rostros maquillados y en las uñas pintadas, e incluso en algunos pasos peatonales del centro de la capital.

Incluso los turistas de paso por Buenos Aires se contagiaron de esa pasión.

«Todos queremos que Messi gane la Copa. Creo que es el mejor jugador de todos los tiempos y merece alzarla», dijo Greg Layhe, un inglés que bien podría haber sido en otro momento el más acérrimo rival de los argentinos.

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