Deja de "arreglar" tanto a la gente

Las relaciones personales son un lío. De hecho, a menudo son tremendamente contra-intuitivas. En este artículo hablaremos de un problema que le sucede a buena parte de las personas del mundo, pero que, curiosamente, es más común en los técnicos, los mecánicos y los ingenieros… O las personas con mentalidades afines a ellos.

Verás, cuando a alguien se le paga por ser capaz de mirar un carro averiado, detectar rápidamente qué es lo que le sucede, aislar el problema y solucionarlo, entonces lo más lógico es intentar hacer lo mismo con las personas. Si tu hijo se está tirando una de las diez materias que tiene en el colegio, entonces lo correcto es mirar qué materia es, asegurarse de que tu hijo entienda cuál es su problema, y arreglarlo.

Si son matemáticas, le ponemos un profesor de matemáticas, por ejemplo, y en unas semanas tu hijo estará de vuelta funcionando como debería.

Pero resulta que no somos máquinas.
No fuimos inventados y construidos específicamente para cumplir un par de funciones. No tenemos componentes mecánicos que basta lubricar, mover y apretar para que volvamos a funcionar de nuevo.

Y más allá de cosas obvias, hay un principio interesante que puede ser algo difícil de asumir para algunas personas:

La crítica siempre hace daño.
Siempre. No hay excepciones. La crítica, por naturaleza, es invalidación. Es decirle a una persona qué parte de lo que es o lo que hace está mal. Psicológicamente, es decirle a alguien una razón por la que no tiene valor. Y no importa cuánto rodees la crítica de halagos, cuán constructiva la hagas o con qué delicadeza la digas, siempre va a herir. Siempre hará que la emoción de la persona baje, y, por lo tanto, sus capacidades, inteligencia y racionalidad se reduzcan.

Esto no significa que la crítica sea netamente dañina. No significa que las personas no necesiten un llamado de atención. No significa que si alguien levanta a un bebé por la cabeza no debas detenerlo de inmediato y decirle que así no se agarra un bebé.

Pero si tu hijo tiene excelentes calificaciones en nueve materias y solo te enfocas en ponerle atención a la décima en la que le va mal, inevitablemente bajarán las calificaciones de las otras nueve. De hecho, si tu hijo tiene excelentes calificaciones en una sola materia de diez, lo correcto es felicitarlo por las cosas buenas. Y sin utilizar un “pero” justo después para proceder a criticar todas las demás.

Los seres humanos nos alimentamos de aceptación. Particularmente en el caso de las relaciones de pareja, entre padres e hijos, y entre amigos, la atención en las cosas positivas de cada quién produce seres humanos más valiosos, más productivos, y más felices, igual que hijos más agradecidos, padres más orgullosos, y parejas más enamoradas, a largo plazo. Este no es el único factor, por supuesto, pero es uno de los más importantes.

Esta idea no debería evitar que se diga la crítica necesaria y pertinente. Pero si tu pareja se hizo un peinado que no te gusta tanto como el anterior, o si tu hija escogió la blusa más fea que había en la tienda en tu opinión... Tal vez puede ser mejor tragarte el comentario sarcástico que te urge decir.

No solo evitarás “perder puntos” con esa persona, sino que a la larga le evitarás bastante desdicha.

Aunque si el comentario es especialmente gracioso… Bueno, puede que valga la pena perder uno que otro punto de vez en cuando.

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