Abuelos digitales, ejemplos de superación gracias a Compartel
La Nota Digital - Bogotá. Abuelitas bailarinas, amas de casa y mecánicos sordos de la tercera edad son los nuevos estudiantes de los Telecentros en 764 municipios del país, donde opera el Programa Compartel del Ministerio de Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones. Quien se iba a imaginar que personas mayores de edad con hijos, nietos y hasta tataranietos asistieran a los Telecentros del Programa Compartel, sentados frente a un computador como cualquier estudiante esperando las indicaciones para dar inicio a una nueva faceta en sus vidas, la de convertirse en “alfabetizados digitales.
Las expectativas eran muchas y el nerviosismo no se hacía esperar, la alfabetización a estos abuelos digitales estaba por comenzar en el tema de las TIC, como lo son el manejo de las herramientas básicas de computación, navegación en internet y hasta realizar trámites y servicios por internet ante las entidades de Gobierno.
Golpeando las puertas de estos abuelos, fueron uno a uno los administradores y coordinadores de los Telecentros Compartel de diferentes partes del país, quienes les contaban de los beneficios que ellos tendrían con el manejo del computador y sus herramientas, abrir correos electrónicos, entrar a redes sociales y escribirle a sus familiares más lejanos eran unos de los beneficios que nunca se hubieran imaginado tener al alcance de sus manos.
Tener alguna discapacidad física (sordo mudo), no fueron impedimentos para el manejo del computador y el Internet. Y eso si lo tiene claro don Virgilio Arenas Porras de 67 años, mecánico de profesión, sordo de nacimiento y con 3 hijos, él hizo parte de las capacitaciones que ofreció el Telecentro de la sede Instituto Técnico Agropecuario, Guadalupe (Santander). Sus limitaciones no fueron obstáculo para que participara activamente del programa y actualizará sus conocimientos en temas de mecánica y el agro que lo apasionan.
En compañía de su esposa María de la Cruz, quien participó activamente de la alfabetización, con el fin de hacer más dinámico su proceso de aprendizaje por el manejo del lenguaje de señas que ella domina y al mismo tiempo por su falta de conocimiento en sistemas, vio que era una oportunidad que no podían dejar de pasar.
Así mismo y llena de nervios se encontraba Flor María Gómez que a sus 67 años de edad, madre de 12 hijos y abuela de 15 nietos, pensaba que el computador se iba a dañar apenas lo tocara. A pesar de contar con cuarto de primaría doña Flor no había tenido la oportunidad de escribir una carta en máquina de escribir, ni mucho menos de manipular un computador. Pero la vida le tenía algo preparado.
El día a día de doña Flor era cuidar su casa y sus matas en eso se la pasaba a toda ahora, pero ahora gracias a las capacitaciones que ha recibido en el Telecentro es una experta en el tema del chat, ya que gracias a él se comunica con sus hijos y sus nietos los cuales se encuentran en diferentes partes del país como lo son Cimitarra (Santander), San Alberto (Cesar), entre otros.
Las conversaciones con sus hijos son de halago para ella, ya que le dicen “por lo menos la abuelita se preocupa por aprender, cosa que no pasa con los más jóvenes de su familia”. Ahora solo espera ser parte de una red social para ver las fotos que su familia ha tomado con el paso de los días, la distancia que los separa y le da las gracias a su tutores George Lozano y Alejandro Pérez del telecentro ubicado en El Instituto Técnico Agropecuario, Guadalupe (Santander) y al mismo tiempo les reclama porque el tiempo se le hace muy corto cuando está hablando con sus hijos.
“Agradezco la gran oportunidad que me dieron, a George por enseñarme tantas cosas y Alejo. Quiero que sigan con esos proyectos pues así las viejas aprenderemos cosas nuevas, gracias muchas gracias” declara Doña Flor.
Unos metros más hacia el Norte de Colombia se encuentra el municipio de Coromoro (Santander), un singular grupo de mujeres llamadas “Huellas de Alegrías”. Son más de 50 mujeres que se dedican a diferentes tareas diarias entre las que están la danza, el canto, la poesía, el deporte y la copla entre otras, pero que no tenían ningún conocimiento en el manejo de las TIC.
Ya en el 2010 con el telecentro ubicado en Colegio Agropecuario Rafael León Amaya, este maravilloso grupo tuvo la oportunidad de aprender a manejar un computador, escribir sus nombres, cartas y algunos trámites de documentos públicos, los cuales tenían que hacer personalmente con largas horas de espera.
“Gracias a Compartel por estas capacitaciones. Nosotros tenemos que aprovechar lo que otros a temprana edad no han querido aprender: a ver la vida de otra forma y de aprovechar cada instante por más corta que sea, la vida es una sola.” Declaro Libia Rivera líder del grupo.
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