Trabajar desde casa es trabajar más
La fórmula de enviar o permitir al empleado a hacer sus labores desde fuera de la oficina está ganando terreno gracias a la Internet y las tecnologías de la comunicación.
El empleo a distancia le está ahorrando cada vez más gastos a las empresas y aumentando su productividad mientras le resta tiempo libre a los profesionales.
Para reducir costos de oficina y energía, para ayudar a los trabajadores a conciliar; también para mejorar la productividad y retener talentos. Cada vez son más las empresas que apuestan por el teletrabajo. La fórmula de enviar o permitir al empleado a hacer sus labores (o parte de ellas) desde fuera de la oficina está ganando terreno gracias a la Internet y las tecnologías de la comunicación. En España el 21,8% de las empresas ya tiene programas de trabajo a distancia. Desde grandes compañías como Indra, Kellogg’s o BBVA a pequeñas empresas que acaban de arrancar. Este sistema, además de reportar beneficios económicos —por el ahorro de costos—, puede aumentar la productividad. Y es que trabajar a distancia para muchos supone, según los expertos, trabajar más. Aunque tiene sus ventajas, no todo el mundo está preparado para ejercer desde su casa sin caer en la obsesión o el aislamiento. Además, las normas que deberían amparar a estos trabajadores todavía tiene algunas lagunas.
Teletrabajar no es trabajar desde casa. Es trabajar a distancia. En el jardín, en el salón o en un tren. Es una de las cosas que aclara la reforma laboral, que ha regulado, por primera vez, el teletrabajo. Aunque ha habido avances, siguen sin estar del todo claras las reglas de juego. Pero al menos, la nueva norma, establece que debe existir un contrato escrito sobre este régimen, que los empleados que trabajen a distancia tienen derecho a cobrar lo mismo que sus compañeros presenciales o que su empresa les debe garantizar medios, formación y posibilidad de ascender.
La presencia en las compañías de empleados a distancia va en aumento, aunque las estadísticas que lo miden son recientes, por lo que la comparación no puede hacerse con mucha perspectiva. Según datos del Gobierno español, actualmente, en ese país, el 21,8% de las compañías tienen personal que realiza al menos media jornada a la semana fuera de la sede de la empresa a través de herramientas telemáticas. Un año antes era el 21,6%. En 2009 era el 16%. Esta práctica es mayor en las grandes compañías (de más de 250 empleados), donde llega casi al 60%, mientras que en las de menos de 10 empleados solo alcanza al 18%.
Los defensores del teletrabajo, aunque reconocen que existen algunos riesgos, aseguran que tiene innumerables ventajas. En especial, económicas. Un estudio de la Red de Investigación para el Teletrabajo de Canadá y el Centro para el Desarrollo Económico de Calgary —donde se intenta impulsar esta fórmula— señala que dos días de teletrabajo a la semana pueden suponer un ahorro para las empresas, los empleados y el Estado de unos 35.000 millones de euros al año en ese país. “La disminución del movimiento de personal y el aumento de la productividad ayudan a las empresas a economizar. Además, el teletrabajo reduce el desgaste de los empleados y el absentismo”, explica Robyn Bews, responsable del estudio, que incide en que la medida evita gastos también a los asalariados, como el de desplazamiento, lo que ayuda a reducir los gases de efecto invernadero.
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