La odisea para hallar un frasquito de acetona

Comprar acetona para Trina Pérez, manicurista, es una odisea desde hace aproximadamente tres meses. “Recorro media ciudad para conseguirla y lo que encuentro son presentaciones pequeñas. Son esas que se venden las farmacias o supermercados, que me salen mucho más caras”, afirma.

En los establecimientos distribuidores de productos de peluquería donde habitualmente Pérez se abastece, no le dan mayores explicaciones sobre la escasez de acetona. Sólo le dicen que reciben pocas cajas y únicamente los frascos pequeños.

Para poder trabajar, se ha visto obligada a pagar entre 50 y 80 bolívares por unidad, mientras que en las tiendas detallistas, asegura, se venden entre 25 y 30 bolívares. “Además de lo difícil que está conseguir la acetona, no rinde nada. Un frasco lo gasto en atender más o menos a 8 clientas”.

Destaca que ese producto es indispensable para ejercer el oficio, pero advierte que no es el único que le cuesta conseguir. Dice que las limas, los toallines y los esmaltes están escasos. “Hay colores, los más buscados, que no se consiguen”.

En el mercado hay varias marcas de pinturas disponibles, cuyos precios nuevos están entre 40 y 100 bolívares, indica. A inicios de año, aclara Pérez, las más económicas ahora se podían conseguir en aproximadamente 25 bolívares, lo que se traduce en un alza de 60%.

Para sortear la escasez, dice que todas las manicuristas del local se prestan los productos.

Un año sin ajustes. En el salón de belleza en donde trabaja llevan un año sin aumentar los precios de manicure y pedicure. Desde finales de 2012 cobran 130 bolívares por arreglar las manos y 160 bolívares por los pies, montos de los que a Pérez le queda 63% por cada uno. “Hasta donde tengo entendido en noviembre harán un incremento”.

El pronunciado salto que ha experimentado la inflación en el último año, que se ubica ubica en 49% según el Banco Central de Venezuela, explica el descenso en los ingresos -de aproximadamente 30%- que ha experimentado Pérez en lo que va de 2013. “Ahora vienen menos clientes, y las que siguen viniendo lo hacen con menos frecuencia”, señala.

Asegura que octubre ha sido el peor mes del año. “Tradicionalmente agosto y septiembre, por el periodo vacacional, son flojos, pero comienza a mejorar en octubre. Sin embargo, este año no ocurrió. Se mantuvo el mismo ritmo de los meses anteriores”.

Indica que a inicios de 2013 en un sábado –el mejor día del negocio- atendía entre 10 y 12 clientes, ahora atiende máximo a 8 clientas. Incluso, los días martes y miércoles, que son cuando van menos personas al salón de belleza, antes recibía 4 personas ahora a 2. “Esos días, lo que más hacemos es hablar, esperando a que lleguen los clientes”. 

En casa. Pérez es madre soltera de tres hijos de 20, 18 y 16 años de edad. Para su satisfacción los tres estudian, y para su apoyo, el mayor también trabaja y aporta algo a la casa.

La merma en los ingresos ha hecho que los paseos familiares se reduzcan al máximo, porque casi todo se va en comida. La hija menor, además de cursar bachillerato, está haciendo un curso de inglés. Sin embargo, Pérez señala que en lo que va de 2013 no ha podido inscribirla en el siguiente nivel. “Espero poder hacerlo en la próxima quincena”. 

Sin azúcar

Trina Pérez es manicurista desde hace 10 años, antes trabaja en una agencia bancaria, donde desempeñó varios cargos. En lo que dejó ese empleo se dedicó a hacer dulces y tortas por encargo, hasta que hizo un curso de manicurista y consiguió trabajo en una peluquería.

“Pero no abandoné la repostería. Como mi horario es en las tardes, las mañanas las dedicaba a eso”, dice. Sin embargo, la acentuada escasez de azúcar, harina de trigo, leche y otros insumos, la obligaron a dejar el oficio a mediados de este año, lo que contribuyó al descenso de sus ingresos. “Ahora sólo hago eventualmente, cuando el cliente me trae todos los ingredientes. La última torta que hice fue en agosto”.

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