Lauristas, regocijadas por canonización de la Madre Laura
Alegría inmensa. Esas son las palabras que les salen del corazón a las integrantes del movimiento Laurista cuando se les pregunta qué sienten ante el hecho histórico de la canonización de la Madre Laura Montoya Upegui, la primera santa colombiana.
Tanto las religiosas del movimiento Misioneras Lauristas como el de Seglares solo atinan a decir que no caben de la dicha ante la canonización de la religiosa, la cual se dará este domingo 12 de mayo, en la plaza de San Pedro en Roma, en una ceremonia presidida por el papa Francisco, y la cual comenzará a las 3 de la mañana, hora local.
La hermana Leticia Galiano, coordinadora de la Comunidad Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena – Misioneras Lauristas- con sede en el municipio de Campo de la Cruz, en Atlántico, dijo que el sentimiento que sienten por la exaltación a los altares de la Madre Laura es una alegría tan grande que no cabe dentro de su ser.
“Ser Laurista este es un reto y compromiso demasiado grande porque no es fácil seguir los pasos y enseñanzas de la Madre Laura, estas últimas contempladas en los 23 libros que nos dejó”, dijo.
Contó que la hermana Estefanía Martínez, quien conoció y convivió con la nueva santa de la Iglesia Católica, define a la Madre Laura como una mujer “arremetida”, entregada a Dios, que nada le impedía continuar la obra que había soñado. Nunca desfalleció por cumplirle a Dios, a pesar de todos los obstáculos que encontró en la vida.
“Ella siempre decía: ‘Si esta obra no es de Dios, yo misma ayudo a acabarla’”.
La hermana Leticia dice que la mayor enseñanza que a ella le dejó la Madre Laura es la entrega total a d Dios, representada en el trabajo en cuerpo y alma por los más débiles y desvalidos, como los indígenas, a los que se consideraba como animales, por no tener alma.
“Ella se esforzó por reivindicar el derecho de los indígenas, por demostrar que eran seres humanos que pensaban”.
¿”Qué me gustaría imitar de la Madre Laura? Pues el amor entrañable a Dios y sus esfuerzos para que los demás también lo amaran. Saber que si se tiene a Dios en el corazón se vencen todas las dificultades”, dice.
Las Misioneras Lauristas están en Campo de la Cruz hace 53 años. En Cartagena estuvieron hasta hace cuatro años, cuando dejaron su obra en el Colegio Madre Laura, en la Piedra de Bolívar.
COMUNIDAD SEGLAR
En esta ciudad ahora existe la Asociación Misioneras Seglares de la Madre Laura, conformada por un grupo de 11 mujeres que se han preocupado por seguir las enseñanzas de la misionera católica que llega a los altares.
Ellas no hacen votos sino compromisos y son laicos comprometidos con la animación y la actividad misionera de la Iglesia en comunión y participación de las hermanas misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, viviendo la espiritualidad propia de la Madre Laura.
La mayoría de integrantes de esa congregación residen en el barrio Piedra de Bolívar, donde por muchos años se asentaron las misioneras Lauristas.
Su labor la desarrollan a nivel de Iglesia, sirviendo como Ministros de la Comunión, visitas a los enfermos, entre otras labores.
Dos de las integrantes de la Asociación de Seglares en Cartagena son Vicenta Torres, coordinadora, y Martha Therán Beleño, quienes dijeron que ahora sienten más compromiso con su trabajo misionero, ya que tienen que ser dignas hijas de la Madre Laura.
En la parroquia San Lorenzo de la Piedra de Bolívar se oficiará una misa solemne en acción de gracias por la canonización de la Madre Laura, el domingo, a las 5 de la tarde.
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