Alzheimer, el huésped que llega con la vejez


Bogotá. Según información publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año son reportados cerca de 700 millones de personas con enfermedades relacionadas con el sistema nervioso central y el cerebro, dentro de ellos el alzheimer.

Tal es el caso de ‘Teo’, quien no recuerda nada, ni siquiera cómo tomar la cuchara para llevar el alimento a su boca. Desde hace cuatro años, cuando el alzheimer se hizo evidente en su desgastado cuerpo, los recuerdos y el bagaje cognitivo que tenía se fueron difuminando de su mente.

A sus 76 años, ‘Teo’ no reconoce a nadie, ni siquiera a Lina, su cuidadora y la quinta de los diez hijos que la mujer trajo al mundo. Ella es una enfermera para su madre, quien ahora se comporta como una niña inquieta, sin conciencia del tiempo y el espacio, pero ansiosa por recibir calor humano.

Y es que ‘Teo’, después de la muerte de su esposo, se dedicó a trabajar en la finca donde todavía reside, para mantener a sus diez hijos, quienes se fueron alejando a medida que su edad y capacidad adquisitiva aumentaba. Una situación que dejó a ‘Teo’ sumida en la soledad y la depresión, que se intensificaba con la salida de sus canas.

Aunque la depresión muchas veces no es considerada como uno de los factores determinantes del alzheimer, por ser una enfermedad de carácter genético, el neurólogo Jorge Daza, presidente de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (que trata también sobre el alzheimer), las emociones y la falta de contacto humano influyen en la aparición de esta enfermedad, porque hacen parte del ejercicio de la memoria.

Un ejemplo contundente es el ex presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, a quien le diagnosticaron Alzheimer a sus 83 años, después de gobernar una de las potencias mundiales de 1981 a 1989. Reagan llegó hasta los 93 años desafiando las expectativas de vida que tenía.

En lo que sí coinciden expertos es que la lectura, los ejercicios mentales a través de juegos de ingenio y una constante interlocución con personas que se encuentran alrededor del paciente, ayudan a que el desarrollo del alzheimer sea menos severo.

El médico Daza indica que a los familiares lo que más les preocupa es que la persona con alzheimer, que es una enfermedad degenerativa, sea irreversible e incurable y que en forma lenta y progresiva destruye las células del cerebro.

La enfermedad también causa que la persona pierda la memoria, la capacidad de raciocinio, de juicio, de orientación y tenga problemas con el lenguaje.

Científicamente, el neurólogo explica que el alzheimer se conoce como un daño que se produce en el cuerpo de la neurona o en las fibras que conducen la información hacia éstas. Las causas de este daño se atribuyen a factores de índole genético, que salen a flote a medida que la persona envejece.

En efecto, la edad es un factor determinante en el desarrollo del alzheimer. Daza sostiene que en Colombia, la incidencia de la enfermedad en las personas mayores de 60 años es de 5 por ciento; en las personas entre 60 y 75 años es de 15 por ciento; mientras que en las personas mayores de 75 años es de 50 por ciento.

Un problema de salud pública mundial
Uno de los grupos de mayor vulnerabilidad es el adulto mayor, que cada día va en ascenso, porque la expectativa de vida de las personas ha aumentado, tanto en los países industrializados como los que están en vía de desarrollo. Por eso, se ha considerado como una epidemia que ataca a la población en su edad adulta.

En efecto, un informe sobre el alzheimer en el mundo, publicado en el 2009 por la Internacional Alzheimer Disease, muestra que cerca de 35,6 millones de personas padecerán demencia en el año 2010; cifra que se duplicará cada 20 años, llegando a 65,7 millones de afectados en el año 2030 y cerca de 115,4 millones en 2050.

La situación se considera alarmante teniendo en cuenta que familiares y cuidadores de adultos mayores desconocen los signos de alarma de la demencia. A esto se suman los costos que generan este tipo de enfermedades para los gobiernos, a medida que aumenta la expectativa de vida de las personas.

Según un estudio del Instituto Karolinska de Suecia, el costo mundial de la demencia en 2005 fue de 315.000 millones de dólares. Una cifra que ha aumentado con el tiempo y que genera alto impacto económico, más aún cuando no se ha comprobado que la demencia, y en especial el alzheimer, se pueda prevenir con dietas alimenticias como sucede con otro tipo de enfermedades.

Signos de alarma
- Olvidar cada día con mayor frecuencia las palabras, los nombres, donde dejó las cosas.

- No darse cuenta que ha hecho varias veces la misma pregunta o repetido el mismo evento en un corto espacio de tiempo.

- No recordar en qué día, fecha o año se encuentra y desorientarse en lugares conocidos.

- Reaccionar de manera exagerada e inusual ante la menor contrariedad.

- No gustarle o llamarle la atención nada. Mostrarse apático, deprimido, falto de iniciativa.

- Tener dificultad con el manejo del dinero, volverse inseguro y desconfiado.

- Costarle trabajo organizar y planear tareas. Su capacidad de decisión no es la misma.

- En la siguiente fase no entender instrucciones fáciles, se pierde en la calle o en la casa; se vuelve irritable.

- Finalmente, pueden aparecer problemas para comer por sí mismo o para reconocerse en el espejo, se muestra incapaz de andar, padece incontinencia de esfínteres y se va desconectando casi completamente del medio que le rodea, llevando prácticamente una vida vegetativa.

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